miércoles, 31 de diciembre de 2008

LOS ARCANOS DE IGNACIO INFANTAS MOSCOSO


En la década de 1990, el movimiento poético en Arequipa no tuvo mucha resonancia, ya sea por la poca actividad de los grupos literarios de aquel entonces, así como también por las pocas publicaciones que en esa época aparecieron. Sólo fue a fines de esa década que el panorama cambiaría totalmente, y específicamente, en 1998, cuando aparece un extraordinario libro del poeta Juan Yufra Búhos escarbados (Arequipa, Ediciones del Triangulo) como un anticipo, a lo que, más adelante, se convertirá en uno de los movimientos literarios más fuertes que aún se mantiene hoy en día, aunque no con tanta euforia como en los primeros años del nuevo siglo, a pesar de que estos espacios han sido ganados por nuevos grupos y novísimos nombres que todavía persisten.

En esa escena harían su aparición los poetas Filonilo Catalina, Álvaro Fischer, Lenin Velarde Paredes, Juan Zamudio, Luis Ormachea, José Córdova, Marleni Portugal, Carlos Quenaya, Óscar Saldívar, Jimmy Barrios, Martín Zúñiga, Rubén Soto, Heiner Valdivia, entre otros, quienes a medida que pasaba la primera mitad de la nueva década, fueron dejando interesantes trabajos entre publicaciones de revistas, plaquetas y textos.

Uno de los casos interesantes y a la vez distinto de los demás fue el caso de Nacho Infantas Moscoso (Cusco, 1980), que con Piel de Arcano (Arequipa, Lago Sagrado Editores, 2003) sorprendió por ese trabajo silencioso en donde, según José Gabriel Valdivia, «elogia la existencia de la palabra por sobre todos los elementos del mundo y las cosas humanas, [con] versos introspectivos que recalan en una metafísica de lo orgánico y lo estético».

En esa época Nacho Infantas estaba ligado a un grupo de estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín: Grover Alberto y Aldo Ramos Palomino, así como del poeta Carlos Tapia de la Escuela de Bellas Artes, los mismos que se arremolinaron en torno a la revista Caleidoscopio. Sin embargo, sólo junto a otros compañeros de ruta provenientes de Ingenierías y Filosofía se logró gestar en esa época los recitales y las publicaciones de diversas revistas y plaquetas.

Sin embargo, pocos fueron los libros que se presentaron, y algunos comenzaron a circular apenas salían de la imprenta o la fotocopiadora. Y Piel de Arcano tuvo este último proceso. Con colofón del poeta Jimmy Marroquín Lazo, el libro de «una remota, contenida cadencia legendaria […], cuyo despliegue estructural se inscribe fecundamente en la moderna tradición boudelaeriana de obra de arte: supresión de efectismo incontinente, de la imagen episódica y del artificio sintáctico, en provecho de una solvente sugestión polisémica» se fue distribuyendo casi a ocultas, como una “ceremonia” o un “arcano” prohibido.

En este libro Nacho Infantas hace una introspección alegórica a la palabra, como ente creadora y totalitaria a través de un «núcleo temático que gira en torno al cuerpo no sólo como un espacio erótico sino también como un modo para indagar sobre la existencia humana y la misma poesía, sobre la vacuidad de la palabra (Rosa Núñez & Goyo Torres)»: «Este cuerpo, / no destruye, no contamina, resbala ígneo entre los átomos […] NO ES / un territorio conquistado, […] es solamente la piel aún desierta / de la palabra que te encierra (p. 7)».

El lenguaje, en sí, es el génesis de todo lo que existe: «escribo en el silencio de la página / “Amanecer” / y amanece… (p. 8)», «ERAS / Ese improvisado Dios / Que se llenaba sus días / Haciendo frágiles hombrecitos / A su imagen y semejanza… (p. 16)», lo demás «reposa, / se abandona a la marcha de la noche / como la marcha fúnebre de millones de insectos alados (p. 25)», por ello «Sería conveniente / morir / como mueren las plantas, como muere / el musgo […] Desaparecer / o transformarse (p. 41)», para descubrir «que todo este paisaje / es sólo una palabra / siempre fue una palabra (p. 43)» y que, si de pronto, todo despareciera, persistiría como dice Infantas, lo que más nos identifica: «AL FINAL» quedaría «LA OSAMENTA / OBSCURA […] DE UNA / PALABRA (p. 45)».

Y es, justamente, la palabra, la que se convierte en un escenario tangible sobre el cuerpo mismo, en donde los órganos, las supuraciones y los fluidos corporales, adquieren, por decirlo así, una conciencia que reclama una visceralidad de lo humano, desarrollando un lenguaje a veces lírico y otras épico, y con una intensidad, además, inalterable. Pues volviendo a Marroquín, «todo ello, por supuesto, expuesto en un lenguaje proteico, cuya potencia radica en su aleatorio tono lírico y épico, de matices celebratorios y revulsivos»: «Escila en tu frente / Eros en tu piel, / la nave, la destrucción, / la curación, / sobrevivimos atados / a los remos (p. 42)».

Han pasado 5 años desde que apareció este libro, no he vuelto a saber de más producción de Nacho salvo un extracto de Pálida arca de insectos que ha merecido recientemente una mención honrosa en el “II Concurso Literario de Cuento, Poesía y Ensayo Breve 2008” del semanario El Búho. Sin embargo, hay que estar muy atento y esperar con más expectativa un nuevo texto de Infantas, puesto que este “novísimo” es un buen referente de la reciente poesía que ha aparecido en nuestro país apenas iniciado este nuevo siglo.

Piel de arcano, 48 pp.
Nacho Infantas Moscoso
Arequipa, Lago Sagrado Editores, 2003.
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